Durante las vacaciones de verano, mi familia y yo decidimos hacer un viaje a las montañas. Nos alojamos en una cabaña acogedora que estaba rodeada de naturaleza.

Cada mañana, salíamos a explorar los senderos y a disfrutar del aire fresco. Una tarde, mientras caminábamos por un bosque denso, vimos un ciervo que estaba pastando tranquilamente. Nos quedamos muy impresionados con la belleza del animal.

Al regresar a la cabaña, preparamos una cena deliciosa con ingredientes locales y nos sentamos alrededor de la chimenea para contar historias. Esa experiencia fue una de las más memorables de nuestras vidas. Aprendimos mucho sobre la fauna y la flora de la región, y prometimos volver el próximo año.